Cuando ponemos todos nuestros sueños en las manos de Dios se abren puertas más grandes de las que pensábamos. La vida es un continuo aprendizaje, de cada paso aprendemos algo nuevo que nos servirá en nuestro recorrido por el camino de la vida. Por eso, lo más importante es vivir una vida llena de fe porque "la fe mueve montañas".